La casa existente estaba emplazada sobre una barranca con vista a un lago totalmente negada al exterior, fragmentada y opaca. La circulación vertical cosía los dos niveles solo exteriormente.

La idea inicial fue perforarla, avanzar sobre ambas caras dejando como nave central lo existente con sus bovedillas de ladrillos y con su acotada altura dejando los aventanamientos a dos metros. Tras esta limitación los volúmenes nuevos se unieron con diferencias de niveles que le darían un aire más fresco y fluido dentro de la casa.

Los aventanamientos se trabajaron para que dentro de la casa puedas dejar que el exterior, tan dual y tan denso, pueda vivirse con intensidad desmaterializando los muros y dejando que el mismo verde se introduzca naturalmente.

El escritorio está dentro de ese espacio nuevo, enterrado, que busca a través de la desmaterialización del vano y las carpinterías, lograr un ambiente cálido y luminoso. Esto se logró a través del diseño de un vano horizontal y lineal, que perforaría los muros y contendría la puerta de acceso, y a través de una raja rasante en el techo que brinda una luz natural cálida.

El playroom, también envuelto en esta volumetría nueva, separado por una placa de hormigón que se lee en la fachada exterior y que forma las ventanas, las cuales creaban un clima de invernadero para que los chicos estén casi en contacto con el exterior, pero dentro del interior.

Un estanque con desborde juegaba con la continuidad de la fachada de contrafrente, dejando un vacío entre las dos galerías donde el agua fluye y se mete dentro de la casa, dando una sensación de continuidad entre los muros y dejando que la misma arquitectura vaya recomponiendo diferentes visuales y plasmando diversidad de climas dentro de su propio cuerpo verde.

Una escalera cruda, rustica y de cemento, te lleva a la planta alta donde un estar angosto hace de recibidor, y conduce hacia los dormitorios, los cuales se separan por este espacio acorde a la privacidad que necesitan. El dormitorio principal se caracterizó por tener un espacio central que albergara el núcleo húmedo y vestidor, junto con una chimenea que calefaccionara y brindara calidez espacial al dormitorio.  El cual se expanderia hacia una terraza con deck y banco de mampostería, que extendería las visuales hacia el característico panorama del terreno, el bosque y el lago. Mientras que los dormitorios secundarios, se caracterizaron por un solado colorido y con detalles característicos para niños, un trabajo único con los mismos piecitos de los niños que iban a habitar la casa.

El fuego, el agua que avanza lentamente dentro de los cuerpos exteriores, los vanos que cortan agresivos, la masa que modela la casa y el   verde natural del lugar, llenan de luz cuando el día se cierra … dejando asomar a la luna que observa buscando ansiosa poder participar.